Por Marco Cáceres, Honduras Weekly
Estimado señor Presidente Obama, ahora que Los Estados Unidos ha terminado su guerra con Iraq y está comenzando a repatriar todas sus tropas de combate de Afganistán finalizando el proyecto a concluir el 2014, sin duda alguna habrá nuevas crisis en la región y razones suficientes para mantener soldados y consejeros militares. Aun cuando, personalmente simpatizo con los consejos de Ron Paul de que los Estados Unidos dejen de ser el policía del mundo, yo soy suficientemente realista para darme cuenta que esto no sucederá en lo que resta de mi vida. Es un hecho, que ya es evidente que los próximo vecinos que aceptarán la presencia de la expansión militar de Estados serán la América Central, y en particular mi país nativo, Honduras.
Durante los dos últimos años, el Pentágono ha creado una pequeña base naval en la laguna de Caratasca, en la parte noreste de Honduras, con el objeto de ayudar a interceptar el tráfico ilegal de drogas, y otra al norte, la isla de Guanaja. Hay más entrenamiento involucrando a los militares hondureños. Los “drones” están volando y aparentemente la Agencia de Interdicción de Drogas (DEA) con sus comandos se encuentra activa en muchas partes de las selvas. Muchas visitas de militares de alto rango del Pentágono, del comando sur (Southcom) son frecuentes.
La semana pasada la Secretaria de Seguridad de US, Napolitano visitó México prometiendo continuar “la guerra contra las drogas” y en particular señaló al mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán como el objetivo principal sugiriendo que él posiblemente sufrirá las mismas consecuencias que sufrió Osama bin Laden. Es ampliamente conocido que el señor Guzmán vive en Honduras.
En la próxima semana usted estará enviando al Vicepresidente Biden a reunirse con el presidente Mexicano Felipe Calderón en la ciudad de México y luego en la ciudad de Tegucigalpa para una reunión similar con el Presidente Lobo para discutir “Asuntos de seguridad mutua”.
El propósito de esta actividad parece ser la asistencia a Honduras y sus vecinos para combatir la amenaza creciente de los llamados carteles de drogas quienes han seleccionado el área como una respuesta a la presión ejercida por los Estados Unidos con su plan “Guerra Contra Las Drogas” al sur de Colombia y la del Presidente Felipe Calderón “Guerra Contra Las Drogas”, al norte de México.
Está escrito en la pared. La América Central será el próximo ¨conflicto caliente¨. Ya han pasado más de dos décadas de la época de Los Contras en la lucha contra el comunismo en la América Central. Ciertamente estos no son recuerdos placenteros para Honduras de ese entonces. Tomando en cuenta todo esto yo le pido que piense cuidadosamente acerca de la estrategia a seguir… y sea cauteloso. Cerca de cincuenta mil personas han muerto en México desde que el Presidente Felipe Calderón declaró la guerra contra los carteles de drogas en el 2006 y movilizó su ejército en una ofensiva abierta. Sí a usted no le molesta, yo votaré en contra de una destrucción terrestre similar en Honduras. Debe de existir otro camino.
Los Estados Unidos frecuentemente se involucran en situaciones conflictivas en el extranjero con buenas intenciones, únicamente para encontrarse atrapados y sin solución para salir honorablemente… y así permanecen por más tiempo de lo debido creando malestar a los mismos a quienes quisieron ayudar.
Miremos a Iraq, una nación de treinta y dos millones de habitantes. Nueve años de guerra, desencadenada por la invasión de Estados Unidos, y más de quinientos mil iraquís muertos. Casi un millón de discapacitados. Esto representa el cinco por ciento de la población. Un precio doloroso que pagar para sacar a Saddam Hussein. En Afganistán, más de 17.000 afganos han muerto desde 2001. Casi 40.000 han sido heridos. Un precio muy doloroso que pagar por matar un hombre, Osama bin Laden, encontrado en Pakistán.
Tenemos que pensar si todo esto valió la pena.
Ahora estamos en Honduras, una nación de 8.2 millones de habitantes. ¿De cuantos estamos hablando? Sea cauteloso señor Presidente, y considere que la verdadera guerra de drogas no está en Honduras o en la América Central o en México; está en su propio país. Los Estados Unidos representan un cinco por ciento de la población global, y consume el 90 por ciento de la cocaína. Hasta que usted trate a fondo este problema (el consumo de drogas en Los Estados Unidos), usted estará desperdiciando los impuestos de sus ciudadanos y jugando con las vidas de incontables centroamericanos y mejicanos, quienes simplemente se irán de sus tierras y cruzarán el Rio Grande en cantidades masivas que harán palidecer las presentes migraciones.
Me rio cuando escucho sus potenciales oponentes políticos en las elecciones de noviembre hablar de “deportación personal”. Nada de esto pasará. Ni siquiera en los sueños extraños de Mitt Romney.
En una página de Bloomber News, James Gibney escribió, “más de 1 en 10 Americanos han fumado mariguana durante el pasado año, y uno de cada cuarenta centroamericanos ha hecho lo mismo. Lo mismo con la cocaína, proporcionalmente, dos veces mas muchos Americanos usan cocaína en cualquier año. En otras palabras, no es la guerra centroamericana como lo es la nuestra, y no deberemos forzarlos a pelearla¨.
Cautela, Sr. Presidente.
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