miércoles, 20 de junio de 2012

SERGIO RAMIREZ EN LA UNAH


Ramón Romero (Ph.D.)
Profesor-Investigador de la UNAH

Centroamericano de estatura planetaria, Sergio Ramírez entregó conocimientos y sembró inquietudes en quienes le escuchamos durante su visita de tres días a la UNAH en junio de 2012. Fue gratificante saber que al escritor nacido en la hermana Nicaragua le son cercanas las personas, lugares, aconteceres y devenires de esta Honduras. Visitó a su amigo Oscar Acosta, almorzó con otros hondureños amigos suyos, nos refirió vivencias con Julio Escoto y recuerdos de Clementina Suarez, sus pláticas, su casa y los objetos de arte que ella ahí atesoraba. Recordó sus estadías en el antiguo Hotel Panamericano, en cuyo local la Universidad está por inaugurar un centro de cultura. Le escuchamos hablar de San Marcos de Colón, San Pedro Sula y Danlí, refiriéndose con propiedad a personas notables y a personajes de lo cotidiano. Oírle hablar con cercanía sobre lo nuestro nos ha resultado de mayor emoción que la ya elevada alegría sentida al leer en varias de sus novelas las referencias bien documentadas de Honduras, su historia y su gente.


Mucho más allá del placer provinciano que deriva del saber que lo nuestro forma parte del universo del escritor, escucharle ha sido una experiencia intelectual plena. Sergio Ramírez habló claro y profundo. Con la mesura y el balance que resultan del talento y la experiencia nos permitió vislumbrar --a través de los diálogos sobre sus novelas “Margarita está linda la mar” y “La fugitiva”--  los contornos del acto creativo, íntimo, de un escritor. Con lenguaje preciso hizo referencia a las búsquedas, encuentros, aciertos, dudas y soluciones que suceden mientras se escribe.

El ámbito de una novela es la vida privada -explicó Sergio Ramírez. Un novelista cuenta lo que ocurre, y como esto afecta las vidas privadas. Lo público, lo político no es tema de novela, aunque sí en una novela pueden describirse situaciones de injusticia que impactan las conciencias.

Al escribir sobre personas, sus vidas y circunstancias,  el novelista es consciente que los seres humanos tienen similares sentimientos, pasiones y reacciones. Los celos, la ambición de poder, el orgullo y el amor son características de la humanidad. Las personas se conducen de manera análoga en todo tiempo y lugar. Corresponde a la imaginación del escritor decidir sus personajes, sus circunstancias y las pasiones en juego en cada novela.

A la base de una novela hay una gran curiosidad. Se escribe para satisfacer esa curiosidad. En la construcción de su narrativa el escritor va satisfaciendo su propia curiosidad sobre el asunto que lo ocupa. Luego es responsabilidad suya hacer partícipe al lector de su curiosidad y ofrecerle  satisfacciones en el texto.

Tarea compleja para un escritor es seleccionar el tema de su próxima novela. Algunos temas se presentan de súbito, mientras otros resultan de una dilatada reflexión. Refirió Sergio Ramírez que a principios de la década de 1960  -cuando supo de la llegada del cadáver de Amanda Solano a Costa Rica y percibió el contexto que envolvió su vida- decidió que escribiría una novela sobre esta escritora costarricense. Esa decisión lo acompañó a lo largo de los años, hasta que en 2011 la escribió bajo el título “La fugitiva”.

Decidido un tema, hay que investigarlo a fondo. Detrás de una novela y previo a ella hay mucho trabajo preparatorio, que suele iniciarse con la formulación de un plan cuidadosamente elaborado, que acerca y familiariza cada vez más al escritor con su asunto. Preparar una novela es una dilatada labor en la cual hay que leer muchos libros, revistas, periódicos y documentos de todo tipo, consultar archivos, ver fotografías, visitar lugares, platicar con personas, recopilar con diligencia los asuntos de importancia y los pequeños detalles, asumiendo siempre que estos detalles pueden ser de tanta importancia como los grandes asuntos. Los resultados de la búsqueda son anotaciones, fichas de contenido –más de 1,500 nos contaba, fueron las que elaboró a lo largo de muchos años para escribir “Margarita está linda la mar”, y ninguna sobre la obra literaria de Rubén Darío, sino sobre los detalles de su vida, hasta tener al personaje de verdad; una de ellas, referida al número de sombrero que Darío usaba resulto singularmente útil al escribir el texto. La preparación previa hace del escritor un conocedor de los asuntos sobre los que escribirá, pudiendo sobre esta base narrar con propiedad e imaginar con libertad. El escribir va sobre rieles después del trabajo preparatorio, y con el avance de la imaginación la novela se convierte en “un barco tomado por los polizones”.

La escogencia del personaje sobre el que versa una novela no se hace por simpatías o antipatías, sino porque sus andanzas resulten de atractiva narración. Los pícaros, los dictadores, los asesinos y más recientemente los capos de la droga son personajes estrambóticos, extravagantes, que dan mucho para contar, y de los cuales la narrativa siempre ha dado cuenta. Estos personajes no necesitan ser inventados, están en la vida, en la historia, para ser abordados desde la imaginación del novelista. En “Margarita está linda la mar” se cuenta sobre el ajusticiamiento de Anastasio Somoza García, ex inspector de excusados sanitarios en León, advenedizo, escalador social, hombre sin escrúpulos, pícaro permanente, ameno contador de chistes, que supo aprovechar el inglés aprendido como trabajador de muelles en Boston y su condición de ex amante de la esposa del embajador de los Estados Unidos para convertirse en implacable dictador y fundador de una dinastía, características que lo vuelven atractivo de narrar.

La dedicación de un autor a su obra es asunto importante para un público interesado en el arte de escribir y no solo en sus resultados. Sobre los hábitos de vida que le han permitido construir su obra literaria, Sergio Ramírez hizo referencia al trabajo intenso y la disciplina. Escribir, leer y administrar su literatura son actividades profesionales relevantes, que deben equilibrarse con otras de gran importancia como la atención a la familia y los amigos. Lo inviolable son cinco horas diarias que dedica con exclusividad a la creación literaria, sin interrupciones ni concesiones de ningún tipo, en soledad y silencio, a partir de las 8.30 de la mañana.

Con plena convicción asentada en su propia experiencia afirmó que la situación ideal para escribir no existe, y que el escritor debe hacerlo en medio de todas las circunstancias, aún en las peores, pues para un escritor la escritura es primero que muchas cosas. Contó que escribió la novela “Castigo divino” en condiciones muy difíciles, siendo Vicepresidente de Nicaragua; en medio de un mar de responsabilidades de otra naturaleza, escribía de 4 a 8 de la mañana. Tulita, su esposa que le acompañó en la UNAH y en todo momento le escuchó con atención sentada en la primera fila de asientos del auditorio universitario, asintió con la cabeza seguramente recordando tiempos azarosos que ha compartido con el escritor.

Gracias a ellos por visitar la UNAH, y a todos los universitarios que hicieron posible la enriquecedora presencia entre nosotros de uno de los grandes escritores de América.

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