jueves, 3 de enero de 2013

Recobrar el pudor


Por Víctor Hugo Álvarez
El fin de año es propicio para echar una mirada al pasado inmediato y otra al futuro cercano. El año que terminó en muchos aspectos  no  fue fácil para los hondureños,  Basta mencionar las constantes alzas en el precio de los combustibles que se produjeron en el transcurso del 2012 y el consecuente efecto multiplicador sobre la economía de la población.
Nadie  habla mejor de la situación caótica en que se encuentra la economía del país, que el propio pueblo. La población se ha empobrecido, crece el desempleo, suben los precios de los productos de consumo básico.
No hay medicamentos en los hospitales y a muchos empleados aún no les pagan sus salarios. Desbordó  la criminalidad, la violencia y el irrespeto a la vida. En muchos hogares no hubo festividades, pues el dolor por la pérdida de un ser querido, sobre todo de jóvenes, impidió celebrar y vaya contradicción, celebrar el nacimiento de la vida.
En otros los fogones se apagaron, no hay alimentos, no hay ingreso. Hay simplemente esa desolación que produce saberse mendigo.
Han pasado tres años y en nada quedó la promesa de trabajo y seguridad que fue el lema de campaña del presidente Porfirio  Lobo Sosa. El panorama es oscuro y no se ven las posibles soluciones a corto plazo. Ya no causa impacto saber que el gobierno ha gastado más de lo que recauda en impuestos.
La deuda interna ha crecido  en seis mil millones de dólares y no digamos la deuda externa que nuevamente nos asfixia, pese a los esfuerzos  que se hicieron a principios del siglo y lograr una condonación.
Nos hemos vuelto a endeudar sin justificaciones sólidas para esa acción, más que para engrosar los actos de corrupción que han sido denunciados y los que se quedan en la penumbra y no salen a la luz pública. Ha habido derroche y un ejemplo claro es el llamado costo de la democracia.
En las recientes elecciones primarias se gastaron casi mil millones de lempiras, para obtener resultados empañados y muy cuestionados por la ciudadanía. Sentimos que como país hemos perdido el pudor pues son constantes los abusos que se cometen en contra de las finanzas públicas.
Se percibe un desorden, despilfarro y hasta abusos de los fondos nacionales, acción que va en detrimento de la población y las  aspiraciones por elevar la calidad de vida de los hondureños.
La acción de los órganos contralores del estado no aparece en este contexto, ha palidecido y se sabe que existen, pero no se ven.  Se torna etéreos en el actuar, pero  agresivos para ubicarse en las casillas presupuestarias.
Cierra esta lista la falta de aprobación del Presupuesto General de la República, pues no hay fondos suficientes para conformarlo.
Así,  ante este panorama, es difícil prever un año distinto en el plano económico. El 2013 se perfila como más crítico para la población.  Las expectativas están cerradas.
Da la impresión que esta crisis no es un tema prioritario para los políticos ni siquiera se menciona  en las promesas de campaña de los candidatos.
Lo que es predecible son los efectos en la mayoría de la población que comienza a reducir la cantidad y calidad de los alimentos que consume. El hambre es la máxima expresión de la pobreza y caldo de cultivo para la violencia, la criminalidad y la falta de esperanza.
 En definitiva un pueblo con hambre es un pueblo sin futuro.
Es necesario organizar una ronda con todos los sectores del  país para buscar soluciones a esta problemática antes de tocar fondo, como advirtieron los obispos de Honduras en su Carta Pastoral de Octubre pasado.
Una mesa de trabajo donde no haya exclusiones de sectores y se perfilen salidas, pero sin los políticos de oficio. Ellos enredan la madeja para saciar sus ambiciones. Someten al país a cíclicos momentos de crisis que agravan más la situación  y ahuyentan la inversión, porque crean inestabilidad.
Preparémonos pues para tiempos más difíciles, sin hundirnos en la desesperanza, abramos los ojos, velemos porque este país no se deteriores aún más y recobremos el pudor perdido. Demostrémosle a quienes cada cuatro años se embolisman para retener el poder y hacer fiesta a costa de engaños, que unidos sí somos capaces de recuperar la  dignidad que ellos han mancillado  con sus ambiciones y nos han mostrado internacionalmente como un pueblo sin futuro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario