Amy Goodman y Denis Moynihan
“Ninguna bandera es lo suficientemente grande como para cubrir la
vergüenza del asesinato de personas inocentes”, escribió el historiador
Howard Zinn, autor del libro “La otra historia de los Estados Unidos”.
Sus palabras fueron citadas en la declaración que escribió el soldado
Manning tras el anuncio de que sería condenado a pasar 35 años en una
prisión militar por haber filtrado cientos de miles de documentos al
sitio web de denuncia WikiLeaks. La declaración, que fue leída por su
abogado, David Coombs, durante una conferencia de prensa, acompaña una
solicitud de indulto de Manning al Presidente Barack Obama.
Del otro lado del Océano Atlántico, David Miranda, la pareja del
periodista del periódico The Guardian Glenn Greenwald, fue detenido en
el aeropuerto de Heathrow, en Londres, en virtud de la ley
antiterrorismo de Gran Bretaña. Antes de dejarlo en libertad,
confiscaron sus dispositivos electrónicos, lo interrogaron y amenazaron
con enviarlo a prisión.
Ambos acontecimientos intensificaron el ya alto nivel de
cuestionamiento al creciente grado de intervención y vigilancia,
aparentemente sin límites, del Gobierno de Estados Unidos. Miranda
sufrió un fuerte impacto, pero permanece en libertad. Manning pronto
será enviado, con las manos encadenadas, al lugar donde deberá cumplir
su condena. El informante de la NSA Edward
Snowden permanece en algún lugar incierto de Rusia, donde recibió asilo
político temporal, mientras que el fundador de WikiLeaks, Julian
Assange, continúa viviendo en el exilio, cerca de Heathrow, encerrado en
la Embajada de Ecuador en Londres. Es sorprendente que este variado
conjunto de individuos haya hecho tambalear el actual estado de
vigilancia y guerra global impulsado por el gobierno de Estados Unidos.
Manning escribió en el comunicado de prensa leído por su abogado
David Coombs: “Fue recién en Irak, tras leer los informes militares
secretos a diario, que comencé a cuestionar la moralidad de lo que
estábamos haciendo. Fue en ese entonces que me di cuenta de que en el
intento de combatir la amenaza del enemigo, nos olvidamos de nuestra
humanidad. Decidimos conscientemente desvalorizar la vida humana tanto
en Irak como en Afganistán. Al atacar a quienes percibimos como el
enemigo, muchas veces matamos a civiles inocentes. Cada vez que matamos a
civiles inocentes, en lugar de asumir la responsabilidad de nuestros
actos, decidimos ocultarnos bajo el velo de la seguridad nacional y la
información clasificada para evitar asumir la responsabilidad pública”.
Como dijo al comienzo del consejo de guerra iniciado en su contra,
Manning publicó los documentos confidenciales para “generar un debate
nacional sobre el papel de las fuerzas armadas y nuestra política
exterior”. El ejemplo más claro de ello fue la publicación del video de
la masacre cometida desde un helicóptero Apache en Irak, en el que al
menos una docena de civiles fueron asesinados. El video contiene
comunicaciones entre los soldados, que bromean acerca de los actos
violentos que están cometiendo.
Mientras el video, publicado por WikiLeaks con el título “Asesinato
colateral”, es muy gráfico, los otros documentos filtrados por Manning
arrojan luz sobre las guerras clasificadas que el Gobierno
estadounidense está librando lejos de la mirada pública. Los Diarios de
la Guerra (http://wardiary.wikileaks.org) incluyen cientos de miles de
informes en el terreno de las guerras de Afganistán e Irak. En jerga
militar, los documentos clasificados revelan el nivel de brutalidad de
la guerra, la violencia sistemática y el asesinato diario de civiles.
David Coombs continuó leyendo la declaración de Manning: “En nuestro
afán por matar al enemigo, debatimos internamente acerca de la
definición de tortura. Detuvimos a personas en Guantánamo durante años
sin cumplir con el debido proceso. Hicimos la vista gorda a la tortura y
las ejecuciones del Gobierno iraquí y toleramos muchos otros actos en
nombre de la guerra contra el terrorismo”.
Glenn Greenwald y Laura Poitras son dos periodistas que colaboraron
en el proceso de difusión de las filtraciones de Snowden desde el
comienzo. El fin de semana pasado, David Miranda, un ciudadano
brasileño, fue detenido por las autoridades británicas durante nueve
horas en virtud del artículo 7 de la Ley Antiterrorista de Gran Bretaña
del año 2000.
El ex Secretario de Estado británico Lord Charles Falconer, que
co-auspició el proyecto de ley en la Cámara de los Lores de Gran
Bretaña, afirma que la detención de Miranda fue un abuso de la ley. “La
publicación en The Guardian no constituye una instigación al
terrorismo”, Falconer escribió en el periódico. Y agregó: “Quizá el
Estado pretenda que los periodistas no publiquen materiales sensibles,
pero depende de los periodistas, y no del Estado, determinar dónde
establecer el límite”. Si bien Miranda no es periodista, ha ayudado
durante mucho tiempo a su pareja, Glenn Greenwald, en su trabajo, y las
autoridades británicas sabían muy bien que no se trataba de un
terrorista, entre ellas, el Primer Ministro David Cameron, que
supuestamente tenía conocimiento previo de la detención de Miranda.
La violación de los derechos de Miranda generó una tormenta política
en Gran Bretaña, donde el Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno
(GCHQ, por sus siglas en inglés), el
equivalente a la Agencia de Seguridad Nacional en Estados Unidos, ha
sufrido cuestionamientos similares por realizar espionaje generalizado.
En Estados Unidos, David Coombs terminó de leer la declaración de
Manning durante la conferencia de prensa posterior a su condena: “Soy
consciente de que mis actos fueron contrarios a la ley. Lamento si mis
actos perjudicaron a alguien o provocaron algún daño a Estados Unidos.
No era mi intención dañar a nadie, simplemente quería ayudar a la gente.
Cuando decidí revelar la información clasificada, lo hice por amor a mi
país y por un sentido de deber hacia los demás”. David Coombs continuó
leyendo la declaración de Manning, que concluye con un pedido directo al
Presidente Obama: “Si rechaza mi solicitud de indulto, cumpliré la
condena sabiendo que a veces hay que pagar un precio muy alto por vivir
en una sociedad libre. Pagaré ese precio con gusto si significa que
podremos vivir en un país realmente concebido sobre la base de la
libertad y dedicado al principio de que todos, mujeres y hombres, somos
iguales”.
La mañana posterior a la sentencia, Manning emitió otro comunicado,
en el que informó: “Al iniciar esta nueva etapa de mi vida, quiero que
todo el mundo conozca quién soy realmente. Soy Chelsea Manning. Soy una
mujer. Por la forma en que me siento y en que me he sentido desde la
infancia, deseo comenzar una terapia hormonal en cuanto sea posible.
Espero que me apoyen en esta transición".
© 2013 Amy Goodman
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