Por: Embajadora de los EE.UU Lisa Kubiske
La información es poder. Pocas
personas pueden ganarse la vida, exigir rendición de cuentas a sus
gobiernos y educar a sus hijos sin un suministro robusto de información
que circula libremente. Los ciudadanos necesitan noticias exactas,
oportunas e independientes de las que puedan fiarse. Así también los
negocios y los mercados. Y también los gobiernos.
Una
prensa responsable y libre es un componente indispensable de una
sociedad democrática. La libertad de los medios mantiene a las
comunidades y a las economías dinámicas, activas y saludables. Cuando se
corta la libre circulación de noticias e información, las personas
sufren. Las sociedades sufren. Y las economías sufren.
En el
último año, el mundo presenció la promesa de, y la caída de, una prensa
libre. En todo Oriente Medio y Norte de África, periodistas, blogueros,
cineastas y expertos ofrecieron un crónica las protestas que se
produjeron en la región, mientras que algunos ciudadanos armados con
nada más que teléfonos celulares arriesgaron sus vidas para documentar
la verdad – por texto, tweets y pixeles.
Al
hacerlo, ejercieron una libertad fundamental consagrada en la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que indica que: “Todo
individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este
derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de
investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin
limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
No
obstante, en momentos en que los pueblos de todo el mundo celebran el
Día Mundial de la Libertad de Prensa, las amenazas contra los
periodistas en Honduras van en aumento. Mientras periodistas hondureños
son libres de la censura gubernamental que plaga muchas otras naciones
alrededor del mundo, demasiados periodistas de investigación son
intimidados de exponer corrupción y otros actos criminales a través de
amenazas de violencia. Demasiados ataques y asesinatos de periodistas
quedan impunes.
En
Honduras, no son los gobiernos los que atacan, intimidan y amenazan a
los periodistas. Son las organizaciones criminales u oficiales
corruptos.
Cuando
se amenaza, ataca, o se asesina a los periodistas, otros periodistas se
autocensuran. Dejan de informar de las noticias. Reducen el tono de sus
informes. Omiten detalles. Las fuentes dejan de ayudarlos. Sus
redactores vacilan a la hora imprimir las historias. El temor reemplaza a
la verdad. Y es la ciudadanía quien sufre.
En
este Día de la Libertad de Prensa, Estados Unidos insta a todos los
gobiernos y los dueños de medios a que tomen las medidas necesarias para
crear un entorno en el que los periodistas puedan llevar a cabo su
labor sin miedo a la violencia. Urgimos a los dueños de medios, editores
y periodistas siempre asumir su rol como defensores del interés público
seriamente, conducirse de acuerdo a los más altos estándares éticos de
su profesión, e informar sobre temas objetivamente y se libren de
interés propio. Rendimos tributo especial a aquellos valientes
periodistas, blogueros y ciudadanos que sacrifican su vida, su salud o
su libertad para que otros sepan la verdad. Y honramos el papel que
desempeñan los medios libres e independientes en crear democracias
sostenibles y sociedades libres y sanas.
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