Amy Goodman
El petróleo es fuente de mucho dolor en el mundo. En cada lugar del
planeta en donde se extrae petróleo, la población sufre todo tipo de
daños, desde golpes de Estado y dictaduras, hasta contaminación,
desplazamiento y muerte. Los oleoductos tienen fugas, las refinerías
pueden explotar, los buques petroleros se averían y en las plataformas
petroleras de aguas profundas se pueden producir explosiones. La sed de
petróleo altera la democracia y el clima. No muy lejos de los
florecientes yacimientos de fracturación hidráulica de Colorado,
Frederic “Rick” Bourke está encerrado en una prisión federal de mínima
seguridad. Su crimen: haber denunciado hechos de corrupción y una red de
sobornos en la región del Mar Caspio, rica en petróleo.
Rick Bourke probablemente sea más conocido por haber fundado la
empresa Dooney and Bourke, que se dedica a diseñar bolsos de mano de
lujo. Es un filántropo y ha invertido su fortuna en fundaciones que
intentan hallar nuevas curas para el cáncer. A mediados de la década de
1990 conoció a un ciudadano checo llamado Viktor Kozeny, conocido como
“El pirata de Praga”, quien hizo millones de dólares a través de
controvertidos acuerdos durante la era de la privatización de empresas
nacionales checas. Kozeny amasó una gran fortuna mediante el
reclutamiento de inversores para la adquisición de SOCAR, la empresa petrolera estatal de Azerbaiyán, una ex república soviética en la costa oeste del Mar Caspio.
Kozeny prometió que las inversiones darían ganancias sin precedentes.
Importantes inversores analizaron la oportunidad y vertieron grandes
sumas de dinero en la empresa. Algunos de los inversores fueron el fondo
de inversión de la Universidad de Columbia, la empresa de seguros AIG,
el legendario gerente de fondos de alto riesgo Lee Cooperman, un
ejecutivo de trayectoria de Goldman Sachs y el ex líder de la mayoría
del Senado George Mitchell. Michael Tigar, abogado de Bourke, resumió el
resultado de la operación de inversión en el programa de noticias
Democracy Now!: “Kozeny era un delincuente. Robó hasta el último centavo
invertido por Rick Bourke y los demás inversores, sobornó a
funcionarios azeríes y hoy vive feliz en las Bahamas, de donde no fue
extraditado”.
Kozeny pagó grandes sumas de dinero al presidente de Azerbaiyán
Heydar Aliyev. Al igual que el Presidente ruso, Vladimir Putin, Aliyev
es un ex funcionario de alto nivel de la KGB.
Asumió la presidencia del país poco después de la ruptura del bloque
soviético. Durante el período de la estafa de Kozeny, el hijo de Aliyev,
Ilham, era el presidente de SOCAR. Kozeny
contrató a un abogado suizo llamado Hans Bodmer para coordinar la
compleja operación. Un ciudadano estadounidense llamado Thomas Farrell,
que administra un bar en San Petersburgo, Rusia, era el encargado de los
“envíos”. Transportaba bolsos de lona repletos de dinero a Baku, la
capital de Azerbaiyán.
La inversión no prosperó y Kozeny huyó con los fondos restantes. Rick
Bourke se dirigió a la oficina del Fiscal de Distrito de Manhattan, que
tiene experiencia en perseguir delitos de cuello blanco. Allí, habló
con la Vicefiscal de Distrito Mariam Klipper, especialista en las
privatizaciones de Europa del Este. La oficina del Fiscal presentó una
acusación formal contra Kozeny, quien evitó ser procesado y goza de
relativa inmunidad en Las Bahamas.
Bourke, que fue el único inversor que denunció lo sucedido, también
cooperó con los fiscales federales. Sin embargo, estos decidieron poner
la mira en Bourke. Más tarde fue hallado culpable en virtud de la Ley de
Prácticas Corruptas en el Extranjero, no por haber sobornado a alguien,
sino por supuesto conocimiento de sobornos, a pesar de que todo el caso
se basó únicamente en la declaración del abogado suizo Bodmer y la del
estadounidense Farrell. En el momento de dictar sentencia, la ex
vicefiscal de distrito Klipper escribió a la Jueza federal Shira
Scheindlin, para procurar una condena leve para Bourke: “Fue de gran
ayuda”, dijo. “Vino voluntariamente a mi oficina y habló amablemente y
con convicción acerca del caso. No le ofrecimos nada a cambio. …Nunca
tuve motivos para dudar de él”. Si bien Bodmer y Farrell también fueron
acusados, lograron un acuerdo de reducción de pena y ambos se fueron
rápidamente de Estados Unidos”.
La mayor parte del expediente judicial es secreto, probablemente
debido a la participación de las agencias de inteligencia. En un giro
sorprendente del caso, el ex director del servicio de inteligencia
británico, el MI6, Sir Richard Dearlove, y el ex subdirector de
operaciones de la CIA, James Pavitt,
intentaron declarar a favor de Bourke, pero, según se informó, se les
negó esa oportunidad, quizá para proteger el valor que Bodmer y Farrell
tenían para las agencias de inteligencia . En el turbio mundo de la
geopolítica del petróleo es muy difícil saberlo.
El hijo de Heydar Aliyev, Ilham Aliyev, sucedió a su padre en la
presidencia de Azerbaiyán y gobernó el país mediante un régimen
dictatorial. La semana pasada fue reelecto para un tercer mandato. Los
resultados iniciales de las elecciones se anunciaron un día antes de que
comenzara la votación. Human Rights Watch publicó un informe en
septiembre denominado: “Apretar las clavijas: la represión contra la
sociedad civil y los opositores en Azerbaiyán”.
Rick Bourke está encerrado en una prisión federal en Englewood,
Colorado. Fue condenado a un año y un día de reclusión. El ex periodista
del Washington Post Scott Armstrong, que fundó el Archivo de Seguridad
Nacional y presidió el Proyecto de Responsabilidad del Gobierno, pasó
varios años investigando el caso. Como investigador principal del Comité
del Senado sobre el caso Watergate, Armstrong reveló la existencia del
sistema de escuchas telefónicas del ex Presidente Richard Nixon. Sabe
muy bien cuándo hay corrupción y considera que Bourke es un verdadero
informante. Armstrong resumió el caso de la siguiente manera: “El
Gobierno de Estados Unidos básicamente encubrió esta intrincada serie de
fraudes en los que participó Kozeny, y decidió, en cambio, centrar toda
su energía en investigar al informante. Y, para mí, eso es algo que
conmociona”.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2013 Amy Goodman
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