lunes, 21 de octubre de 2013

El petróleo, Azerbaiyán y el extraño caso de Rick Bourke

Amy Goodman

El petróleo es fuente de mucho dolor en el mundo. En cada lugar del planeta en donde se extrae petróleo, la población sufre todo tipo de daños, desde golpes de Estado y dictaduras, hasta contaminación, desplazamiento y muerte. Los oleoductos tienen fugas, las refinerías pueden explotar, los buques petroleros se averían y en las plataformas petroleras de aguas profundas se pueden producir explosiones. La sed de petróleo altera la democracia y el clima. No muy lejos de los florecientes yacimientos de fracturación hidráulica de Colorado, Frederic “Rick” Bourke está encerrado en una prisión federal de mínima seguridad. Su crimen: haber denunciado hechos de corrupción y una red de sobornos en la región del Mar Caspio, rica en petróleo.


Rick Bourke probablemente sea más conocido por haber fundado la empresa Dooney and Bourke, que se dedica a diseñar bolsos de mano de lujo. Es un filántropo y ha invertido su fortuna en fundaciones que intentan hallar nuevas curas para el cáncer. A mediados de la década de 1990 conoció a un ciudadano checo llamado Viktor Kozeny, conocido como “El pirata de Praga”, quien hizo millones de dólares a través de controvertidos acuerdos durante la era de la privatización de empresas nacionales checas. Kozeny amasó una gran fortuna mediante el reclutamiento de inversores para la adquisición de SOCAR, la empresa petrolera estatal de Azerbaiyán, una ex república soviética en la costa oeste del Mar Caspio.

Kozeny prometió que las inversiones darían ganancias sin precedentes. Importantes inversores analizaron la oportunidad y vertieron grandes sumas de dinero en la empresa. Algunos de los inversores fueron el fondo de inversión de la Universidad de Columbia, la empresa de seguros AIG, el legendario gerente de fondos de alto riesgo Lee Cooperman, un ejecutivo de trayectoria de Goldman Sachs y el ex líder de la mayoría del Senado George Mitchell. Michael Tigar, abogado de Bourke, resumió el resultado de la operación de inversión en el programa de noticias Democracy Now!: “Kozeny era un delincuente. Robó hasta el último centavo invertido por Rick Bourke y los demás inversores, sobornó a funcionarios azeríes y hoy vive feliz en las Bahamas, de donde no fue extraditado”.

Kozeny pagó grandes sumas de dinero al presidente de Azerbaiyán Heydar Aliyev. Al igual que el Presidente ruso, Vladimir Putin, Aliyev es un ex funcionario de alto nivel de la KGB. Asumió la presidencia del país poco después de la ruptura del bloque soviético. Durante el período de la estafa de Kozeny, el hijo de Aliyev, Ilham, era el presidente de SOCAR. Kozeny contrató a un abogado suizo llamado Hans Bodmer para coordinar la compleja operación. Un ciudadano estadounidense llamado Thomas Farrell, que administra un bar en San Petersburgo, Rusia, era el encargado de los “envíos”. Transportaba bolsos de lona repletos de dinero a Baku, la capital de Azerbaiyán.

La inversión no prosperó y Kozeny huyó con los fondos restantes. Rick Bourke se dirigió a la oficina del Fiscal de Distrito de Manhattan, que tiene experiencia en perseguir delitos de cuello blanco. Allí, habló con la Vicefiscal de Distrito Mariam Klipper, especialista en las privatizaciones de Europa del Este. La oficina del Fiscal presentó una acusación formal contra Kozeny, quien evitó ser procesado y goza de relativa inmunidad en Las Bahamas.

Bourke, que fue el único inversor que denunció lo sucedido, también cooperó con los fiscales federales. Sin embargo, estos decidieron poner la mira en Bourke. Más tarde fue hallado culpable en virtud de la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero, no por haber sobornado a alguien, sino por supuesto conocimiento de sobornos, a pesar de que todo el caso se basó únicamente en la declaración del abogado suizo Bodmer y la del estadounidense Farrell. En el momento de dictar sentencia, la ex vicefiscal de distrito Klipper escribió a la Jueza federal Shira Scheindlin, para procurar una condena leve para Bourke: “Fue de gran ayuda”, dijo. “Vino voluntariamente a mi oficina y habló amablemente y con convicción acerca del caso. No le ofrecimos nada a cambio. …Nunca tuve motivos para dudar de él”. Si bien Bodmer y Farrell también fueron acusados, lograron un acuerdo de reducción de pena y ambos se fueron rápidamente de Estados Unidos”.

La mayor parte del expediente judicial es secreto, probablemente debido a la participación de las agencias de inteligencia. En un giro sorprendente del caso, el ex director del servicio de inteligencia británico, el MI6, Sir Richard Dearlove, y el ex subdirector de operaciones de la CIA, James Pavitt, intentaron declarar a favor de Bourke, pero, según se informó, se les negó esa oportunidad, quizá para proteger el valor que Bodmer y Farrell tenían para las agencias de inteligencia . En el turbio mundo de la geopolítica del petróleo es muy difícil saberlo.

El hijo de Heydar Aliyev, Ilham Aliyev, sucedió a su padre en la presidencia de Azerbaiyán y gobernó el país mediante un régimen dictatorial. La semana pasada fue reelecto para un tercer mandato. Los resultados iniciales de las elecciones se anunciaron un día antes de que comenzara la votación. Human Rights Watch publicó un informe en septiembre denominado: “Apretar las clavijas: la represión contra la sociedad civil y los opositores en Azerbaiyán”.
Rick Bourke está encerrado en una prisión federal en Englewood, Colorado. Fue condenado a un año y un día de reclusión. El ex periodista del Washington Post Scott Armstrong, que fundó el Archivo de Seguridad Nacional y presidió el Proyecto de Responsabilidad del Gobierno, pasó varios años investigando el caso. Como investigador principal del Comité del Senado sobre el caso Watergate, Armstrong reveló la existencia del sistema de escuchas telefónicas del ex Presidente Richard Nixon. Sabe muy bien cuándo hay corrupción y considera que Bourke es un verdadero informante. Armstrong resumió el caso de la siguiente manera: “El Gobierno de Estados Unidos básicamente encubrió esta intrincada serie de fraudes en los que participó Kozeny, y decidió, en cambio, centrar toda su energía en investigar al informante. Y, para mí, eso es algo que conmociona”.


Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

© 2013 Amy Goodman

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