Por: Dr. H. Roberto Herrera Cáceres
Comisionado Nacional de los Derechos
Humanos
El martes 13 de mayo, el pueblo
hondureño conoció y fue testigo, a través de las transmisiones en directo, de
radio y televisión, de los roces,
forcejeos y el enfrentamiento que hubo entre líderes y manifestantes de
un partido político con las fuerzas del orden que custodiaban las instalaciones
del Congreso Nacional, en momentos próximos al inicio de la sesión
parlamentaria, a pesar de lo cual se produjo el ingreso de los manifestantes al
interior del Congreso Nacional donde hubo lanzamiento de gases lacrimógenos,
desalojos, así como la suspensión de la sesión por orden del Sr. Presidente del
Congreso Nacional.
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos
se hizo presente recién iniciados esos incidentes en el Congreso Nacional,
plaza central y áreas aledañas de Tegucigalpa, intercediendo y moderando ánimos
para prevenir enfrentamientos entre manifestantes y autoridades que pudiesen
conducir a un desencadenamiento del uso de la fuerza por parte de la autoridad para mantener el
orden público, con riesgos que amenazasen a todas las personas.
Se
constató que los manifestantes lanzaban piedras e insultos a las fuerzas policiales
y que estos los perseguían a les lanzaban bombas lacrimógenas, por lo que los
representantes del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos exhortaron a
los policías para que no se separaran y se mantuvieran en sus filas a fin de
evitar enfrentamientos más violentos que pudiesen ocasionar lesiones a la
integridad personal de cualquier ser humano ahí presente.
No
obstante ello, en la inspección realizada en el Hospital Escuela se constató la
presencia de personas golpeadas y de otras que recibían atención médica en
centros asistenciales.
Preocupa
al Comisionado Nacional de los Derechos Humanos que, tal como lo evidencian los
hechos acaecidos, haya personas afectadas en su integridad física por la
reacción de fuerzas policiales como producto de manifestaciones políticas
realizadas fuera del contexto democrático, en el cual no hay libertad sin
responsabilidad y deben evitarse actividades o actos que perturben el
funcionamiento armónico de la institucionalidad del Estado y la limitación de los derechos humanos a la paz y a la
democracia a los cuales tienen derecho todas y todos los hondureños, sin
discriminación de ningún género.
El
Estado de Derecho que rige en Honduras obliga
al respeto de la Constitución y las leyes por todos los poderes del
Estado, entes gubernamentales, partidos políticos y personas particulares, y se
constituye en un componente fundamental de la democracia, en la cual debe
garantizarse el régimen plural de partidos y organizaciones políticas con el
único objetivo de asegurar el ejercicio efectivo de los derechos humanos y
libertades fundamentales de todas y todos los habitantes.
Los
partidos políticos deben subordinarse, en democracia, a ese fin de respeto y
promoción de la dignidad humana de toda la ciudadanía. No hacerlo o simplemente
aparentarlo es afectar el orden democrático al introducir o incitar al odio,
hostilidad o la violencia que es contraria a todos los valores culturales ya
que, tal como lo consigna la Carta Democrática Interamericana, la democracia es un sistema de vida fundado en
la paz, la libertad y el mejoramiento económico, social y cultural del pueblo;
y debe promover la gobernabilidad, los valores democráticos, el fortalecimiento
de la institucionalidad política y de las organizaciones de la sociedad civil.
El
derecho de reunión pacífica debe ejercerse responsablemente y conforme a las
restricciones previstas por la Ley, necesarias en una sociedad democrática, en
interés de la seguridad nacional, de la seguridad pública o del orden público o
para proteger los derechos y libertades de los demás, tal como lo establece la
Constitución de la República, los pactos y convenciones internacionales de
derechos civiles y políticos, y las leyes complementarias.
En
atención a lo que precede y sin perjuicio de las diligencias del Ministerio
Público orientadas a hacer que los tribunales correspondientes conozcan de los
casos pertinentes y deduzcan las responsabilidades consiguientes: el
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos exhorta al diálogo entre todos los
sectores políticos que posibilite soluciones permanentes por los medios pacíficos propios de una
democracia representativa y participativa, en el marco de la subordinación
de todos los partidos políticos al
respeto y promoción los derechos humanos y libertades fundamentales de todas y
todos los habitantes, sin discriminación alguna.
Ese
diálogo debería tener presente que el régimen democrático de Derecho se funda
en la autoridad de la Ley y en el respeto de la dignidad humana, y que todas
las personas incluyendo los involucrados activamente en las diferentes opciones
políticas, deben contribuir y evitar perjudicar la funcionalidad de la
institucionalidad pública pues esa institucionalidad es un bien común de la
colectividad nacional que debe ser resguardado mediante el orden público, en la
acepción dada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al señalar que
consiste en: “las condiciones que aseguran el funcionamiento armónico y normal
de las instituciones sobre la base de un sistema coherente de valores y
principios”.
Todos
los hondureños, hombres y mujeres, tenemos derecho a vivir en democracia y en
paz, razón por la cual, hacemos un llamado, tanto a los manifestantes como a
los cuerpos de seguridad del Estado que mantengan la cordura y recomendamos a
los partidos políticos y a los representantes del pueblo: tolerancia,
responsabilidad, diálogo y entendimientos democráticos.
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