Amy Goodman y Denis Moynihan
Se ha prestado mucha atención, y con razón, al extenso uso de la tortura por parte de la CIA,
lo cual se supone que ha sido documentado por la Comisión de
Inteligencia del Senado en un informe de 6.000 páginas, que continúa
siendo confidencial. Sin embargo, la práctica de la tortura no se reduce
a la CIA. Es muy común a todo lo largo y
ancho de Estados Unidos. La reclusión en aislamiento es tortura, y es
una práctica de rutina en las cárceles, prisiones y centros de detención
de inmigrantes aquí en Estados Unidos. Los movimientos de base que han
luchado para que esto cambie empiezan a lograr importantes resultados.
Las coaliciones están conformadas por reclusos, sus familiares, una
amplia gama de organizaciones jurídicas y de justicia social, y cada vez
más, incluyen también a guardias y funcionarios del Servicio
Penitenciario.
Un funcionario que trabajó para la reducción del uso de la reclusión
en aislamiento fue Tom Clements, Director Ejecutivo del Departamento de
Correccionales de Colorado. Clements estaba en su casa el 19 de marzo de
2013 cuando sonó el timbre. Al abrir la puerta, recibió un disparo. Fue
asesinado por Evan Ebel, que hacía menos de dos meses había sido puesto
en libertad, pasando directamente del régimen en aislamiento a las
calles. El periódico Colorado Independent, un medio pequeño y sin fines
de lucro, fue el único medio de comunicación que vinculó el asesinato
con el daño psicológico sufrido por Ebel durante su reclusión en
aislamiento. Otro ex prisionero, que mantenía contacto con Ebel, reveló
mensajes de texto que intercambió con él poco antes de que Ebel matara a
Clements. Uno de los mensajes decía: “Me siento raro y la única forma
que conozco de remediarlo es mediante el uso de la ’violencia’”.
Paradójicamente, Clements estaba intentando, con éxito, reformar las
políticas de reclusión en aislamiento de Colorado, a las que allí se
refieren como “separación administrativa”. Un año antes de su asesinato,
Clements dijo a Susan Greene del Colorado Independent: “En los últimos
años se ha investigado mucho en torno al confinamiento en solitario y al
aislamiento, algunas investigaciones están vinculadas a los prisioneros
de guerra y otras a las cárceles comunes… Los largos períodos de
aislamiento pueden ser contraproducentes para estabilizar la conducta y
alcanzar objetivos de rehabilitación a largo plazo”. Clements estaba
preocupado por la liberación directa a la comunidad de los reclusos en
aislamiento, práctica que probablemente contribuyó a su asesinato. Su
sucesor, Rick Raemisch, continúa llevando adelante las reformas
iniciadas por Tom Clements. Raemisch se sometió a sí mismo a más de 20
horas de aislamiento y salió aún más comprometido con cambiar el
sistema.
Juan Méndez, Relator Especial de Naciones Unidas sobre la Tortura,
emitió en 2011 un informe especial sobre la reclusión en aislamiento en
el que concluye que: "Segregación, aislamiento, separación, encierro,
máxima seguridad, hoyo, Unidad de Alojamiento Especial (SHU),
cualquiera que sea el nombre, los Estados deben prohibir la reclusión
en solitario por ser un castigo o técnica de extorsión”. Su informe
completo más reciente sobre la tortura en el mundo incluye varios
presuntos excesos cometidos por Estados Unidos, entre ellos, la abusiva
práctica de la reclusión en aislamiento, que tiene lugar tanto en las
prisiones estadounidenses en Afganistán y Guantánamo, como en las
cárceles de Nueva York, Louisiana y California.
En California, los reclusos llevaron a cabo una huelga de hambre
durante meses el año pasado en protesta contra la reclusión en
aislamiento. La medida obtuvo amplio apoyo de la opinión pública y logró
algunas de sus demandas. En Louisiana, Albert Woodfox ha permanecido en
reclusión en aislamiento durante más de 42 años, tras haber sido
declarado culpable de asesinar a un agente penitenciario, a pesar de la
falta de toda evidencia material que lo vincule al crimen y de que
testigos oculares hayan afirmado que se encontraba en otro lugar al
momento del asesinato. La justicia ha determinado su liberación en tres
oportunidades, la más reciente de las cuales fue apelada por el estado
de Louisiana. Está previsto que un tribunal federal de apelaciones se
expida pronto sobre su caso.
Varios estudios sobre el tema concluyen que quince días de reclusión
en aislamiento pueden producir un daño psicológico irreversible. Desde
la ONU, Méndez alega que el sistema carcelario
del estado de Nueva York es excesivamente severo en su utilización del
aislamiento. La Campaña por una alternativa a la reclusión en
aislamiento en Nueva York (CAIC, por sus
siglas en inglés) impulsa un proyecto de ley de alternativas humanas a
la reclusión en aislamiento a largo plazo, llamada HALT
Solitary Confinement Act. En virtud de dicho proyecto de ley, se
limitaría ese tipo de reclusión a quince días, se crearían instalaciones
para brindar tratamiento especial a reclusos que padezcan trastornos
mentales y se permitiría más tiempo fuera de las celdas, lo que incluye
el contacto con otros.
Incluso los agentes penitenciarios se están inclinando contra la
reclusión en aislamiento. En Texas, Lance Lowry, presidente de la
sección 3807 del Sindicato de Empleados de Correccionales de Texas,
afiliado a la Federación Estadounidense de Empleados Estatales,
Municipales y de Condado (AFSCME, por sus
siglas en inglés), redactó una carta abierta a las autoridades de las
cárceles de Texas en la que los insta a reducir la aplicación de la
reclusión en aislamiento, incluso entre los condenados a muerte. Lowry
me dijo en el programa de noticias de “Democracy Now!”: “Lo que
observamos es que el uso generalizado de la reclusión en aislamiento en
Texas no estaba cumpliendo con su propósito. En determinado momento,
pasamos de unas 200 celdas de aislamiento a más de 8.000”. La
reincidencia, la violencia y los costos financieros de la encarcelación
se ven incrementados por el uso de la reclusión en aislamiento.
Y lo que es más importante, se trata de tortura. Es hora de poner fin a la reclusión en aislamiento.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2014 Amy Goodman
No hay comentarios:
Publicar un comentario