Por Víctor Hugo Álvarez
La elección del conocido abogado Roberto Herrera Cáceres
como nuevo
Comisionado de los Derechos Humanos en Honduras, se produjo en medio
de sinsabores de parte del conglomerado nacional, las organizaciones de la sociedad civil y
algunos diputados quienes no vieron con
agrado el nombramiento, puesto que había
una nómina de personas con las calificaciones requeridas para ocupar el cargo y
que fue obviada por el Congreso Nacional al momento de la selección.
Realmente fue una burla no sólo al proceso que buscó una
democratización de las elección del titular del importante cargo, sino,
además, del arduo trabajo realizado por
la comisión multipartidaria de diputados
nombrados para confeccionar la
lista de los candidatos y, asimismo,
encargada de realizar las audiencias públicas para ponderar, no sólo los conocimientos de los aspirantes
sobre la materia de Derechos Humanos, sino su capacidad para ocupar tan
importante posición en el engranaje gubernamental .
La elección fue excluyente, porque la moción sólo presentó
el nombre de Herrera Cáceres, de la nómina de siete candidatos. Se le dispensaron los debates de rigor y
listo.... lo demás es parte de la larga historia parlamentaria de Honduras
donde la aplanadora se impone a la razón y, sobre todo, a la selección con toda la fuerza de expresión que tiene ese
concepto en nuestro lenguaje.
Esa costumbre oxidada de los parlamentarios hondureños,
sobre todo de los partidos
tradicionales, no le hace bien al país y a una democracia que apenas comienza a
levantarse después del duro golpe que se le propinó en junio de 2009.
Ejemplos sobre este
actuar hay muchos.
Hace algunos días me encontré con un prominente abogado y
político del Partido Liberal que me dijo; "Mire, no se ha producido la
elección y le puedo asegurar que el nuevo Comisionado ya está electo. Cuando
fui diputado y se iba a elegir al Jefe de las Fuerzas Armadas nosotros
presentamos una terna, pero un reconocido diputado nacionalista de aquel
entonces, mocionó por el ya fallecido general Oswaldo López Arellano, los otros
dos coroneles ni se mencionaron. Se le dispensaron dos debates a la moción, se
aprobó y fue electo López Arellano. Similar va a suceder con el Comisionado de
los Derechos Humanos y seguirá sucediendo con otros cargos importantes".
No se equivocó el experto político y así se dio la elección
de Herrera Cáceres, pero más allá de esa elección, de la prominente carrera
diplomática y académica del elegido y de sus profundos conocimientos en Derecho
de Integración, Derecho del Mar y Derecho Comparado, además del respeto ganado
a pulso ante la sociedad hondureña vale la pena preguntarse; ¿por qué y para qué fue electo?
En primer lugar quien dude que Honduras aún presenta una
cara sucia en materia de Derechos Humanos ante
la comunidad internacional está equivocado. El país sigue teniendo esa
imagen de irrespeto a los derechos humanos en todas sus generaciones.
Simplemente veamos
cómo se agiganta la impunidad ante los crímenes que a diario se cometen
en el país sobre todo contra jóvenes. Vivimos una cultura de la muerte donde
son asesinados a diario más de veinte compatriotas, pero un manto de silencio y
de misterio cubre esos homicidios, como tramoyas hiladas por una mano invisible
y una mente maliciosa.
Alcemos más allá la mirada y fijémosla en los derechos
económicos sociales que son de segunda generación y démonos cuenta cuántos
niños realizan trabajo infantil, cuántas denuncias de corrupción comprobadas
como la habida en el Instituto Nacional de Seguridad Social, IHSS, quedan
soterradas después de una semana de escándalo, de repetidas consignas de mano
dura a la impunidad, pero únicamente
declaradas.
Muy poco, y con voces
débiles, se habla ahora de la guerra
silenciosa que se lleva a cabo en el Aguán,
de los femicidios, de la violación de
los derechos financieros de los maestros. De los niños que reciben clases en centros escolares que se caen o de miles
de hondureñitos y jóvenes a quienes se les veda la educación y las
oportunidades de una vida mejor, de los
compatriotas que emigran, de las mujeres que trabajan en las maquilas sin
seguridad alguna.
No creo que los problemas planteados vayan a ser la
preocupación fundamental del abogado Herrera Cáceres, por mucho que se lo dicte
su conciencia, porque su actuar se
opondría a los que hoy disfrutan del poder de su partido y que influyeron en su
elección.
Todo indica que Herrera Cáceres fue electo para aprovechar
su perfil internacional bien merecido y maquillar la imagen del país en el
exterior con su habilidad diplomática, su suave hablar y su lenta pero segura
capacidad de persuasión.
Él con su habilidad
puede hacer ese trabajo y al maquillar la triste realidad de los derechos
fundamentales de la persona en Honduras, buscará suavizar los resquemores que
aún persisten sobre la violación de los derechos humanos en el país para
reactivar algunas ayudas internacionales que han sido congeladas.
Eso sí es posible que
sea su actuar fundamental.
Sin embargo en un hombre de la talla del abogado Herrera
Cáceres puede prevalecer la conciencia y pararse firme ante la violación de los
derechos humanos de primera y segunda generación en el país y siendo un hombre de leyes apegarse a la normativa para la cual
fue creada la figura del Comisionado de los Derechos Humanos, que fundamentalmente
es la defensa del pueblo. Esperemos.
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