Amy Goodman
La semana pasada, en el lejano Océano Ártico, el buque de Greenpeace
Arctic Sunrise navegó hacia una plataforma petrolera rusa para realizar
una protesta pacífica. Varios manifestantes intentaron subir a la
plataforma para llamar la atención acerca de lo que podría constituir un
peligroso precedente: la plataforma de la empresa de gas rusa Gazprom
será la primera en producir petróleo en las delicadas aguas heladas del
Ártico. El Gobierno ruso respondió rápidamente mediante el uso de la
fuerza, al enviar soldados de las fuerzas especiales al lugar, que
llevaban pasamontañas y portaban armas automáticas. Los soldados
amenazaron a los activistas pacíficos de Greenpeace, destruyeron sus
botes inflables, arrestaron a treinta de ellos y remolcaron el buque de
Greenpeace hacia el puerto de Murmansk, en el norte de Rusia. Según la
información más reciente, los activistas podrían afrontar acusaciones de
piratería.