Amy Goodman
La paz continúa siendo una posibilidad remota en Siria, mientras la
guerra civil en el país se intensifica. De momento se ha impedido la
terrible eventualidad de un ataque estadounidense, evitando así un
empeoramiento catastrófico de la crisis en Siria. La población
estadounidense ha salido a defender la paz y, por una vez, los políticos
escucharon. Ciudadanos estadounidenses de todo el espectro político se
opusieron a un ataque militar de Estados Unidos. Los miembros del
Congreso, tanto demócratas como republicanos, recibieron una avalancha
de llamadas telefónicas y correos electrónicos en los que se los instaba
a votar en contra de autorizar un ataque militar.
Los medios atribuyen al Presidente ruso, Vladimir Putin, el mérito de
haberle lanzado un salvavidas al Presidente Barack Obama, que le
permitió recurrir a la vía diplomática para postergar el ataque que
había planeado. Sin embargo, si no hubiera sido por la oposición de la
población estadounidense a un ataque militar, Obama no hubiera
necesitado ni hubiera considerado una solución alternativa a la guerra.
El 4 de septiembre pasado, durante la declaración del Secretario de
Estado de Estados Unidos, John Kerry, en la Comisión de Asuntos
Exteriores de la Cámara de Representantes, activistas opositores a la
guerra del grupo Code Pink se sentaron detrás de él y permanecieron en
silencio con las manos alzadas pintadas de rojo, para simbolizar el
derramamiento de sangre. Kerry afirmó: “Me acuerdo de Irak. El
Secretario Hagel y yo éramos senadores en ese momento y tuvimos que
votar. De modo que ambos hacemos especial hincapié en que nunca más se
solicite a un miembro del Congreso que vote sobre la base de información
incorrecta. Y es por eso que nuestro equipo de inteligencia se tomó su
tiempo, y es por eso que el Presidente se tomó el tiempo de verificar
los hechos del caso y de desclasificar una cantidad de información sin
precedentes para revisar bien las pruebas y presentar los hechos a la
población estadounidense y, especialmente, al Congreso”.
Días antes, Kerry utilizó el verbo “saber” alrededor de 30 veces
durante su discurso de apoyo a la guerra contra Siria: “Hay cosas que
sabemos y de las que podemos hablar públicamente. Entonces, ¿qué sabemos
realmente como para poder hablar? Bueno, sabemos que el régimen de
Assad tiene el mayor programa de armas nucleares de todo Oriente Medio.
Sabemos que el régimen ha utilizado esas armas muchas veces este año. Y
que las ha utilizado a pequeña escala y las ha utilizado contra su
propia población, no muy lejos de donde ocurrió el ataque del miércoles.
Sabemos que el régimen tenía como objetivo específico quitarle a la
oposición el control de los barrios periféricos de Damasco y estaba
decepcionado por no haberlo podido lograr. Sabemos que tres días antes
del ataque el personal de armas químicas del régimen sirio estuvo en el
lugar haciendo preparativos. De modo que ahora que sabemos lo que
sabemos, la pregunta que todos debemos hacernos es qué haremos al
respecto”, afirmó Kerry. Su discurso se parece mucho a una declaración
que realizó Donald Rumsfeld durante una conferencia de prensa antes de
la guerra de Irak, cuando sostuvo: “Hay cosas que sabemos con certeza.
Es decir, hay cosas que sabemos que sabemos. Existen incertidumbres
conocidas. Es decir, hay cosas que sabemos que no sabemos. Pero también
hay muchas incertidumbres desconocidas, hay cosas que no sabemos que
desconocemos”.
Como dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo durante
algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se
puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”. Tras doce años de guerra
en Afganistán e Irak, miles de muertos, decenas de miles de mutilados y
billones de dólares gastados, la población estadounidense no aceptará el
discurso ensayado de un funcionario público como motivo suficiente para
ir a la guerra. Los ciudadanos del Reino Unido también se expresaron y
presionaron al Parlamento de su país para que votara en contra de un
ataque militar. Tras la votación, Edward Miliband, líder del Partido
Laborista y presidente del bloque de la oposición en la Cámara de los
Comunes, declaró: “Creo firmemente en la necesidad de una respuesta
severa al uso de armas químicas, pero también creo en respetar la
voluntad de la Cámara de los Comunes. Esta noche queda claro que, al no
haberse aprobado la moción en la Cámara, me queda claro que el
Parlamento británico que refleja la opinión del pueblo británico, se
opone a un ataque militar británico. Entiendo el mensaje y el Gobierno
debería actuar en consecuencia”.
Consideremos, por un instante, los hechos: el régimen de Bahsar
al-Assad está siendo acusado de haber perpetrado un ataque atroz con
armas químicas el 21 de agosto en la localidad de Ghouta, en las afueras
de Damasco. Llamativamente, un equipo de inspectores de armas químicas
de las Naciones Unidas había viajado a Damasco justo tres días antes del
ataque. Su misión era la de investigar las acusaciones de ataques
anteriores con armas químicas en las localidades de Khan al-Assal,
Sheikh Maqsood y Saraqeb. El Secretario General de la ONU,
Ban ki-Moon, ordenó finalmente al equipo que investigara el ataque en
Ghouta y, tras largas negociaciones con el Gobierno de Assad, se
permitió a los inspectores de armas a realizar su trabajo.
En su informe de 40 páginas, los inspectores explican que hay
“pruebas claras y contundentes de que se utilizaron misiles
tierra-tierra que contenían el agente nervioso gas sarín”. El informe no
indica quién lanzó los misiles, pero los inspectores pudieron examinar
los restos de varios de los cohetes utilizados. El equipo, encabezado
por el especialista en armas químicas sueco Ake Sellstrom, realizó una
labor rápida y rigurosa en circunstancias muy difíciles (fueron atacados
por un francotirador cuando se dirigían a Ghouta).
En Ghouta se cometió un crimen de guerra. Kerry afirma “saber” que
fue Assad. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov,
replicó: “Tenemos información suficiente para creer que fue una
provocación”, lo que da a entender que los rebeldes sirios perpetraron
el ataque para lograr que Estados Unidos interviniera en su lucha contra
el régimen de Assad.
Se han logrado muchos avances gracias a los acontecimientos de esta
semana. Siria aceptó colocar su arsenal de armas químicas bajo control
internacional. Irán, que apoya firmemente al régimen de Assad, tiene un
nuevo presidente, Hassad Rouhani, que viajará a Nueva York la semana
próxima para pronunciar un discurso ante la Asamblea General de las
Naciones Unidas. Se prevé que pronuncie su discurso el mismo día que el
Presidente Obama. Lo que es más importante, es probable que Rouhani y
Obama mantengan un encuentro cara a cara, en lo que sería la primera
reunión entre presidentes de Estados Unidos e Irán desde 1979.
La terrible tragedia que azota Siria y la persistente oposición de la
población estadounidense a un ataque militar contra ese país podrían
dar lugar a una paz más amplia en Oriente Medio.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
© 2013 Amy Goodman
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