Por Víctor Hugo Álvarez
No pasaron ni 24 horas para que comenzaran a despejarse todas las incógnitas que suscitaron el intempestivo viaje del Presidente Porfirio Lobo a la ciudad de Miami, donde sostuvo una reunión con funcionarios de alto rango del gobierno norteamericano. El primer efecto de ese periplo relámpago fue el comienzo de la discusión en el Congreso Nacional, sobre la posible extradición de aquellas personas que se dedican al narcotráfico.
Todos los actores que participaron en la sorpresiva cita, han coincidido que lo fuerte de las conversaciones fue la cooperación para garantizar la seguridad en el país y algunos cambios en las instituciones operadoras de justicia.
Loable iniciativa a primera vista, pero que refleja mucho nuestras carencias de gobernabilidad.
Es muy curioso el boletín emitido por la Embajada de los Estados Unidos en Tegucigalpa donde se expresa la complacencia norteamericana “de ver que el gobierno de Honduras avanza en un plan para reformar la Policía Nacional y fortalecer las capacidades de esta institución”. Viajar tan largo y envueltos en el misterio para recibir ese reconocimiento, como que no convence mucho.
Más explícito fue el presidente del Congreso Nacional, Juan Orlando Hernández, sobre los puntos que se desarrollaron en el encuentro cuando afirma: “que parte de lo tratado es de la intervención de la comunidad internacional si el crimen organizado llega a liquidar funcionarios por el combate a la delincuencia”.
Si eso es así y la comunidad internacional va a intervenir en el país para controlar el crimen organizado y la ola de violencia que nos sacude, más trazar los lineamientos para mejorar el sistema de justicia si que estamos amolados.
Se nos esta diciendo en lenguaje encubierto que no hay capacidad en el gobierno ni para controlar y erradicar el crimen organizado ni para aplicar justicia ante la avalancha de crímenes no esclarecidos y cuyos autores viven a sus anchas en la impunidad, peor para encarar la depuración de la institución policial.
Antes de la cita relámpago voces de entera credibilidad moral se alzaron para señalar que somos un estado fallido. La rectora de la Universidad Nacional, Julieta Castellanos, fue más allá y dijo que en Honduras hay instituciones pero no gobierno y no se ejerce autoridad en el territorio nacional.
¿Será por ello que la comunidad internacional va a intervenir para controlar esa ausencia de autoridad en el país? Parece que sí se toman tal como las expresó las frases del presidente del Congreso cuando afirma: “sí el crimen organizado mata a un funcionario por las medidas que se están tomando contra la delincuencia, una fuerza multinacional vendrá a buscar a los responsables hasta el último rincón para hacer justicia”. ¿Ante qué estamos?
Dejan mucho que pensar esas expresiones, como también dejó un mal sabor que un presidente que se supone tiene una agenda diaria que realizar, haya dejados sus quehaceres al primer llamado a un reunión con funcionarios norteamericanos. En la cita parece que al presidente Lobo le dieron los lineamientos si se lee con detenimiento el boletín de la Embajada: “El Gobierno estadounidense enviará un equipo de expertos y técnicos a Honduras "para profundizar la colaboración bilateral en materia de seguridad ciudadana" y se comprometió a utilizar "todos los recursos disponibles para ayudar a Honduras”.
Ahora sabemos algunos de los motivos del viaje, queda esperar que de más hubo en la secreta reunión. O a lo mejor tendemos que irnos acostumbrando a viajecitos sorpresivos cada vez que haya problemas serios en Honduras, pues todo parece que hemos perdido la credibilidad en nosotros mismos y así no podemos esperar que nos crea el concierto de naciones.